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Alexia Putellas: Esplendor en la hierba

El ser humano siempre ha fantaseado con vivir en la eterna juventud. Nos da miedo hacernos viejos, vernos las arrugas, y sentimos que cualquier tiempo pasado fue mejor. Echamos la vista atrás y la nostalgia nos carcome. Aquellas cosas que hacías de adolescente se esfumaron, y volver atrás ya no es una opción. Lo único que nos queda de aquellos momentos de esplendor es el recuerdo.

Precisamente fue aquello lo que atormentó la infancia del pequeño James Matthew Barrie. Su hermano David falleció con apenas 13 años tras sufrir un accidente en una pista de hielo y la madre se hundió hasta el punto de verse postrada en la cama hasta el fin de sus días. James, que solo tenía seis años, quiso hacerla feliz vistiendo las ropas de su hermano e incluso imitando su voz, tratando de llamar la atención que nunca tuvo. Sin embargo, James nunca consiguió reemplazar a David, porque al morir alcanzó la inesperada virtud de permanecer joven para la posteridad. “Cuando yo me había convertido en un hombre, él seguía siendo un niño de 13 años”, escribió ya de adulto, varios años antes de crear la obra que le daría la fama perpetua: Peter Pan.

Como todavía no existe un elixir de la juventud o el Santo Grial que buscaba Indiana Jones, el ser humano ha utilizado esa nostalgia que antes le torturaba como un estímulo, el motor con el que afrontar la vida y seguir sacándole jugo. Así tuvo que afrontar su carrera desde muy joven la que ahora es considerada como la mejor futbolista del planeta. Con apenas 18 años, la prometedora Alexia Putellas había recibido la llamada del Barça, el club de sus amores, después de una temporada maravillosa en las filas del Levante. Dos meses antes de volver a casa, a Barcelona, Alexia sufrió la pérdida de su padre. Jaume era su referente, por quien jugaba al deporte que amaba, quien le transmitió el amor por el Barça y quien le ayudó, junto a su madre, a cumplir el sueño de ser futbolista profesional.

Alexia se refugió en el balón, y solo dos semanas después compitió en el Europeo sub-19 que se disputaba en Antalya (Turquía). España acabó subcampeona y la centrocampista fue nombrada una de las mejores del torneo. Perder aquella final ante Suecia no hundió del todo a Alexia, que ya había hecho un pacto consigo misma: hacer que su padre, allí donde estuviera, se sintiera orgulloso de ella. Renunciar al fútbol no era una opción porque el olor a césped, a hierba recién cortada, el tacto de su bota con el balón… era lo que le hacía olvidar los problemas. Y la nostalgia no ha sido su enemiga, al contrario. Recientemente ha recordado aquellos viajes en autobús con su familia y la Penya Barcelonista desde Mollet del Vallès hasta Barcelona para ver al Barça en el Camp Nou, y ha afirmado que cuando cuelgue las botas recuperará la tradición y volverá a ser un hincha más.

Aquella niña que celebraba los goles del Barça desde las gradas junto a su padre se convirtió en la primera mujer en 50 años en marcar un gol allí mismo, un poquito más abajo. “En aquellos días siempre intentaba sentarme lo más cerca posible de los jugadores. Siempre insistía en acercarme un poco más, aunque la visibilidad fuera peor. ¡Quería sentir que formaba parte de la acción! Si en aquel momento me llegan a decir que algún día pondría los pies en ese césped habría dicho «Pfff, no puede ser…Aquí solo juegan los hombres«, contó hace unas semanas en The Players Tribune.

Perder aquella final en Antalya fue duro, ¿pero y la de Budapest? En 2019, el Lyon pasó por encima del Barça (4-1) para conquistar su sexta Champions, y el conjunto de Lluís Cortés se rehízo en dos años, volviendo a una final y goleando al Chelsea (4-0) para sellar un triplete histórico. En ese tiempo, fue Alexia quien experimentó el mayor crecimiento. Dio un paso al frente, adquirió responsabilidades, mejoró físicamente y triplicó sus estadísticas. Y de un tiempo a esta parte deja detalles de auténtica crack, de futbolista tocada por una varita.

Ese salto cualitativo ha marcado las diferencias para el Barça y para la Selección, donde ya es la jugadora con más partidos de su historia. Y es lo que ha provocado una opinión más que generalizada: que es la mejor jugadora del mundo. Es difícil que UEFA, FIFA y Balón de Oro se pongan de acuerdo, pero Alexia lo ha conseguido. Y cuando recibió el premio que otorga France Football, no había duda de cómo cerraría su discurso: “Por quien hago todo, espero que estés orgulloso de tu hija. Allí donde estés, esto es para ti, papá”.

El poema ‘Oda a la eternidad’, del reputado poeta inglés William Wordsworth, inspiró a Elia Kazan para dirigir ‘Esplendor en la Hierba’, aclamada película de los sesenta que protagonizaron Natalie Wood y Warren Beatty. En él, Wordsworth reflexiona sobre la fugacidad del tiempo, de la belleza y la juventud perdida. Pero en lugar de lamentarse ve la nostalgia como algo positivo, la oportunidad de convertir el recuerdo en una nueva forma de inmortalidad.

Quedan lejos aquellos puntapiés al balón en la fachada del Ayuntamiento de Mollet y aquellos viajes en autobús al Camp Nou, pero siguen formando parte de Alexia Putellas. Nunca los olvidó y nunca hizo por olvidarlos. Gracias a ellos es la jugadora y la persona que es, una referente para miles de niñas que hoy sueñan con jugar al fútbol y ser como ella. Pase lo que pase, lo que es seguro es que Alexia ya ha logrado lo mismo que Barrie con Peter Pan o Wordsworth con su oda: Ser eterna.

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Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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