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Alba Merino

Fútbol femenino

Alba Merino, 'A nosa capitana'

El pasado viernes 27 de enero, Alba Merino anunció su retirada del fútbol. A sus 33 años, la jugadora nacida en Badajoz cuelga las botas después de una trayectoria espectacular, con 19 temporadas entregadas al fútbol femenino nacional, siendo una figura clave en su constante crecimiento.

En Sphera Sports hemos querido repasar la trayectoria de Alba desde el prisma de diferentes protagonistas que le han acompañado en este precioso viaje. «Al fútbol le debo mucho por darme una amiga para toda la vida», dice de ella Estefanía Lima, futbolista del Villarreal. ‘Estefa’, también natural de Badajoz, conoció a Alba cuando apenas tenían 10-11 años, en la selección extremeña sub-13. Jugaban en equipos de chicos hasta que les permitió la edad, entonces ficharon ambas por el CFF Puebla, equipo femenino de Almendralejo (Badajoz) que llegó a ser campeón de Liga en la temporada 99-00 y subcampeón en otras dos ocasiones. Merino hizo historia debutando en Primera con el equipo extremeño con apenas 14 años, en 2003. «Éramos tímidas, pero con el balón esa timidez desaparecía. Teníamos desparpajo», cuenta Estefa, que presume de una amistad que dura ya más de dos décadas. Apenas se llevan cuatro días de diferencia (Estefa nació el 11 de mayo de 1989 y Alba el 15). Juntas jugaron incluso un Europeo con la Selección española sub-19 en 2007.

En la parte superior, Alba (3ª desde la izquierda) y Estefa (2ª por la derecha)

Poco antes ya habían separado sus caminos. Alba fichó por el Atlético de Madrid y Estefa por el Sporting Plaza Argel de Alicante. No volverían a coincidir hasta la temporada 17-18, en el Santa Teresa. «Alba como futbolista es pasión y entrega. Se le echará de menos, el fútbol la echará mucho en falta… ha sido un placer tenerla de compañera».

Alba Merino jugó de rojiblanco cuatro temporadas, hasta 2011. «Han sido los cuatro años más bonitos de mi vida», dijo la pacense en su despedida. En el Atlético maduró en lo futbolístico y en lo personal. Dejó su familia y su tierra para vestir los colores de un club grande de España cuya sección femenina se encontraba todavía en desarrollo. A pesar de su juventud (se fue con 22 años), llegó a ser una de las capitanas del equipo. Allí coincidió con la que acabaría siendo una de las grandes estrellas del fútbol femenino español, una joven Jenni Hermoso que había sido una de las grandes artífices del ascenso a Primera y que comenzaba a mostrar su talento en la élite. En esos años forjaron una gran amistad.

Alba Merino (en el centro) veraneando con Alexia Putellas y Jenni Hermoso

«En el fútbol, siempre lo diré, los mejores títulos vienen en forma de persona. Eso claramente me pasó con ella. El fútbol me dio la oportunidad de pasar mis mejores años cerquita suya. Jamás olvidaré esos bocadillos de mortadela y ese pollo asado en la pradera de san Isidro. Fútbol es ella y siempre lo seguirá siendo», dice Jenni sobre su buena amiga Alba, con la que ha sido ligada tras separar sus caminos (han veraneado muchos años juntas). Ella se marchó al Rayo Vallecano y Merino fichó por el Levante. Cuando en 2019, antes de jugar en Riazor con la Selección, le preguntaron qué jugadora del Deportivo convocaría, no tuvo dudas. «Si tuviese que elegir a una elegiría a Alba Merino. Lleva muchísimos años jugando al fútbol. Está tirando mucho del Dépor».

«Fue una hermana mayor para mí»

El conjunto granota fue el equipo en el que más años permaneció Alba, entre 2011 y 2017. Allí volvió a portar el brazalete de capitana y pronto se convirtió en una de las líderes del vestuario. Las jóvenes jugadoras que llegarían después coinciden en que la extremeña fue un referente mayúsculo en lo deportivo y en lo personal. Una de las que mejor recuerdo tiene de ella es Olga García, ex internacional española y actual delantera del DUX Logroño.

«Cuando llegué al Levante desde el Barça tenía 18 años y ella me acogió muy bien. Era una de las figuras, la que tenía más peso en el centro del campo y muchos años de experiencia. Congeniamos muy bien porque las dos éramos muy payasas. Siempre tenía una sonrisa, gastaba bromas… Fue un vínculo muy bueno. Y lo guay de todo esto es que, aparte del fútbol, generas una amistad que te llevas para después. Es de las personas que tienes que mantener en la vida. Siempre le agradeceré los años que estuvimos juntas en el Levante porque no solo aprendí muchísimo de una grandísimo mediocentro, también me ayudó a mejorar como persona».

Sentimientos parecidos encontramos en Nerea Pérez, que entabló una gran amistad con Alba. Ella también llegó muy joven al club, con apenas 17 años. «Era mi primera experiencia fuera de casa y en un equipo profesional, y tuve la suerte de coincidir con Alba Merino. Desde el primer día tuvimos muy buena conexión y la consideraba una hermana mayor. Alba es increíble como compañera y como persona, de las personas más graciosas y espontáneas con las que he compartido vestuario. Un apoyo fundamental, siempre daba la cara por cualquiera de sus compañeras. Y en lo futbolístico, una referente del fútbol femenino. Una centrocampista de las que se pone el mono de trabajo y encima con calidad y que aportaba goles. Gracias al fútbol tengo una amiga para toda la vida».

Nerea Pérez y Alba Merino, juntas en el Levante

«Desde el día 1 que la vi entrenar sabía que íbamos a ascender«

Tras un año de vuelta a la tierra, al Santa Teresa (donde volvió a coincidir con Estefa Lima), Alba Merino fichó por el Deportivo de la Coruña, el club que la colocó de nuevo en el mapa y que le brindó sus últimos coletazos de gran fútbol. Allí dejó huella: El conjunto coruñés buscaba el acenso y Merino tuvo el valor de dar un paso atrás y jugar en una categoría inferior por primera vez desde que era profesional. «Aceptó la propuesta de nuestro proyecto de ‘equipo de niñas’ como muchos decían, bajando al barro de la Primera Nacional y nos ayudó a nosotros y a ellas a crecer de la mejor manera posible», cuenta Manu Sánchez, entrenador del Dépor que ascendió ese año y firmó un espectacular cuarto puesto un año después en Primera Iberdrola. Para el técnico, la trayectoria de la centrocampista extremeña ha trascendido más allá de sus virtudes sobre el campo.

«Ha sido un privilegio dirigir a alguien como Alba Merino. No sólo por lo que es como futbolista sino por lo que te aporta al vestuario y a la relación de este con el staff. Sinceramente creo que es una de las futbolistas mas influyentes en el desarrollo del fútbol femenino profesional y lo ha demostrado tanto a nivel individual con muchas compañeras como a nivel colectivo e incluso institucional. A todo ello hay que añadirle su calidad humana y sus intenciones, siempre en la dirección correcta Una referente con mayúsculas».

A Alba le han llovido mensajes de exjugadoras de aquel Dépor que hizo historia. Todas guardan un enorme recuerdo de ella. «Una persona imprescindible en el vestuario, siempre con una sonrisa en la cara y haciéndote reír. Es una referente para el fútbol femenino y haber podido coincidir con ella ha sido un privilegio. Como persona es una 10 y como futbolista me gustaba mucho el hambre que tenia siempre de marcar gol», cuenta Jone Ibáñez, una de las jóvenes futbolistas con las que coincidió. «Fue un fichaje muy importante para el Deportivo Abanca porque nos aportó muchísimo para conseguir ese ascenso que tanto deseábamos. A parte de aportar calidad al equipo, hacia que el vestuario estuviese junto, contagiaba esa alegría a todas, con ella te lo pasabas bien en cada entrenamiento. Es ese tipo de gente que quieres en tu equipo», nos dice ‘Peke’, una de las goleadoras de aquel Dépor.

Alba Merino celebra un gol con el Deportivo

Pero a una de las que más marcó su convivencia con Alba en el cuadro coruñés fue Iris Arnáiz, con quien compartió centro del campo. «Desde el día 1 que la vi entrenar sabía que íbamos a ascender. Su liderazgo, su calidad humana y futbolística, y lo que nos transmitía a todas las jugadoras y al cuerpo técnico era algo diferente que nunca había sentido ni visto. Siempre con una sonrisa, siempre exigente, siempre sabía lo que tenía qué decir y cómo decirlo, y nosotras la seguíamos. ¿Alba quería que atravesáramos un muro? Nosotras lo íbamos a hacer. Nos hacía creernos las mejores, nos hacía creernos el mejor equipo, y lo mejor de todo, ¡nos lo creímos! No miento cuando digo que cada día aprendíamos algo nuevo con ella. Y siempre nos hacía reír, dentro y fuera del campo. Una persona que siempre busca que los de su alrededor sean felices,. Es generosa, humilde y buena persona. Sin ninguna duda, Alba, logró un antes y un después en ese Deportivo Abanca, y estoy segura de que en todos los equipos en los que ha estado también. Nunca le agradeceré lo suficiente todo lo que hizo por mí, toda la confianza que me hizo ganar, y todo lo que pude aprender de ella. Por eso siempre será “A nosa capitana”, por eso “UnÚnicoLatido” nunca dejará de latir, por eso el mejor embutido siempre será el de su tierra y Aria será nuestra mascota favorita».

Alba dejó el Deportivo con dolor y contra su voluntad. Una rotura de menisco la dejó fuera de combate durante más de seis meses, y poco después de su vuelta le comunicaron que no contaban con ella. «Aquí volví a disfrutar del fútbol y a crecer deportivamente cuando pensé que no podría hacerlo más», dijo en su adiós. Regresó al Santa Teresa, pero desgraciadamente el primer equipo desapareció incluso antes de que pudiera ‘redebutar’ en partido oficial. A falta de una opción que le motivara a seguir, decidió colgar las botas. Habría merecido una despedida a lo grande, en Riazor, o en Badajoz, ante el cariño de sus compañeras y afición. Sirvan estas líneas para, al menos, sacarle esa sonrisa que siempre le caracterizó. El fútbol te va a echar mucho de menos, Alba.

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