Desde que Simeone llegó al Atlético de Madrid, el equipo colchonero suma casi un trofeo Zamora por temporada. Siete de nueve. Dos para Courtois y cinco para Oblak, que se ha convertido junto a Valdés y Ramallets en el arquero con más entorchados individuales. Se rige el Atlético de Madrid reciente por un criterio defensivo superlativo. El aficionado rojiblanco ha pasado de tener el desfibrilador a mano a tomarse un par de cafés bien cargados durante los partidos sabedor de que lo que hay atrás es un absoluto y completo muro. Incluso en la última temporada, en la que salió campeón, con un juego ofensivo y vistoso, más asociativo, que contaba con Koke como único pivote escoba y con carrileros de la altura y profundidad de Trippier y el reconvertido Carrasco, el equipo fue más que sólido atrás y el portero esloveno se llevó su repóker de Zamoras. Pero algo ha cambiado esta temporada.
Acostumbrado a dejar su portería a cero uno de cada dos partidos, Oblak se ha encontrado con que esta campaña todo es diferente. El Atlético ha jugado 17 partidos y ha encajado en 12. Oblak ha recibido 19 tantos, a más de uno por duelo de media, cifras irreconocibles si miramos, por ejemplo, que el curso pasado le hicieron 36 en toda la temporada y 25 de ellos fueron en LaLiga, donde esta campaña ya ha encajado más de la mitad, 13, y estamos aún en noviembre.
Que el Atlético tiene problemas atrás es evidente más allá de los números. Trippier, entre falta de ritmo y lesiones, apenas ha podido entrar en la dinámica y el costado derecho, primero para Llorente, luego para el inglés y ahora para Vrsaljko, no está muy cubierto que digamos. En el lado siniestro la empresa no es mejor. Tras la salida de Saúl, que jugó ahí los dos primeros encuentros, Carrasco recuperó el sitio que se había ganado el curso pasado, pero el belga está teniendo quizás un papel incluso más ofensivo y su entendimiento con Hermoso a la hora de cerrar ese perfil está dejando mucho que desear. Quizás son el propio Hermoso y Felipe los jugadores más señalados y que más han notado el bajón de nivel de una temporada a otra. El brasileño, salvador el sábado con un cabezazo ante Osasuna, jamás ha recuperado el asombroso nivel que dejó en su primer curso de rojiblanco y esta temporada ha restado más que sumar. Salen de rositas Savic y Giménez, aunque tampoco se acercan al papel que ejercieron hace unos meses. Con el balcánico, eso sí, la defensa parece otra. Más seria, colocada, con menos agujeros. Al club le ha pesado mucho su sanción de cuatro partidos en Europa y una lesión que le ha tenido fuera cuando al fin parecía que se había entonado. Caso aparte es el uruguayo, prácticamente siempre jugando entre algodones y metiendo el susto en el cuerpo cada vez que va al corte, hace un estiramiento de más o una entrada brusca. Su fragilidad muscular pone al borde del ataque de nervios al seguidor, sabedor de que en forma es infranqueable.
Si bien el Atlético ha realizado ejercicios de supervivencia esta misma campaña, remontando partidos y ganándolos sobre la hora, cierto es que también se ha encontrado en el lado opuesto de la baraja, viendo cómo el rival le remontaba partidos ganados por despistes absurdos y por falta de competitividad o inteligencia que no se le conocían a los equipos de Simeone hasta esta misma temporada. Hace apenas unas semanas, el Levante fue capaz de forzar un penalti en el descuento para que a los rojiblancos se le escaparan los tres puntos, y en Mestalla vio cómo el Valencia le metía dos goles en el alargue para minar la moral a los rojiblancos y arrebatarle otra victoria.
Y en esa tesitura, la de un equipo que juega con tres centrales y solo tiene cuatro en plantilla que además no están en sus mejores noches, el Atlético se ha planteado salir al mercado invernal a reforzar la zaga. Ahí ha aparecido la opción de Godín, como informaba en los últimos días Mundo Deportivo. El charrúa, ex capitán del Atleti, podría volver a la que fue su casa durante nueve años porque ha firmado un acuerdo por el cual podría salir gratis del Cagliari en enero. Con una ficha altísima y con el club italiano teniendo que hacer malabares para pagarle, el jugador aceptó por reducir su salario, renovando un año, pero metiendo en el contrato esa cláusula de libertad gratuita si alguien va a buscarle. Cierto es que, a sus 35 años, Godín ya no es el que vivió sus mejores días en el Atleti y que en Italia ha ido a menos, no siendo indiscutible en su único año con el Inter y acabando en la lista de descartes de Conte.
Otra opción sería fichar a alguien de futuro. Desde verano, la rumorología ha apuntado que Attila Szalai, defensa de la selección de Hungría que hizo un gran papel en la Eurocopa, era un jugador por el que el Atlético había iniciado negociaciones. Desde Turquía, donde juega para el Fenerbahce, se afirma que el club rojiblanco y el Chelsea llevan desde entonces tratando de firmar al futbolista, aunque esos mismos rumores apuntan que el Chelsea ha tomado la delantera.
La última opción sería repescar a alguien ‘de la casa’. Y es que, a día de hoy, no parece que en el filial rojiblanco haya ningún defensa preparado para dar el salto. Simeone ha preferido dar opciones a Kondogbia e incluso Vrsaljko desde el inicio de esta pretemporada antes que llamar a algún jugador de la cantera, que no vive sus mejores días. En esas, Nehuén Pérez, cedido en Italia, no está teniendo los minutos que deseaba. De hecho, el futbolista estaba inédito hasta el parón de selecciones, cuando al fin pudo debutar con el Udinese jugando los 90 minutos, después de casi 3 meses en el club. La llegada del argentino sería casi imposible, pues ocupa plaza de extracomunitario y en el Atlético los cupos los llenan Lodi, Felipe y Cunha, aunque los trámites para que el central consiga la doble nacionalidad están avanzados.
Así, sea como sea y sin conocer muy bien cómo está la caja colchonera, que no debería estar boyante pues es el segundo equipo, tras el Barcelona, que más ha visto reducido su Límite Salarial, el Atlético debería inventar algo para reforzar la zaga en invierno. Por muchos motivos. Las plazas son pocas. Cuatro centrales para tres puestos, con la cantidad de duelos por temporada y la tendencia a las lesiones de algunos, se antojan pocas. El nivel general de todos en la línea está por debajo del mejor nivel o del que mostraron el curso pasado, incluido un Oblak que este año está demostrando mortalidad y que ve que, sin llegar al ecuador de la temporada, el Zamora, aún alcanzable si todos se ponen las pilas, está más lejos de lo que nunca imaginaría.
Imagen de cabecera: Getty Images
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