Síguenos de cerca

Otros

Al borde del precicipio

Implacable convicción, lucha incansable, fe ciega. Señas de
identidad del club más laureado del planeta futbolístico. Sobre ellas y sobre
la exigencia máxima se han cimentado históricamente los éxitos merengues. Una
exigencia de la que no se han librado ni los más exquisitos futbolistas de la
historia, vencidos por una afición inflexible con el cumplimiento de los
valores madridistas. Una afición a la que Zidane conoce bien, a la que ha
sufrido en su etapa de jugador, de la que tiene inmejorables referencias tanto
en los aspectos positivos como los negativos. Capaz de crear la atmósfera más
favorable para su equipo en citas históricas, pero exigente como pocas con el
nivel de esfuerzo de sus futbolistas.

Ahora corresponde al galo dirigir al equipo desde el
banquillo y exigir a sus futbolistas que estén a la altura de un escudo que
representa valores inexorables, entre ellos la máxima de no rendirse y
perseguir objetivos por imposibles que parezcan. De ahí la insistencia del
técnico francés en el mensaje de fe en las posibilidades ligueras que ha venido
manteniendo cuando dicho objetivo sonaba cuanto menos rocambolesco. El problema
es que dicho discurso no parece haber calado en una plantilla que alterna
actuaciones soberbias con encuentros tibios, especialmente en convicción, como
lo fue el disputado ante el Espanyol. Una plantilla que parece haber decidido
vivir al borde del precipicio.

En el déficit de calado del mensaje cabe destacar la
incongruencia de las rotaciones ligueras. Preparar los descansos de jugadores
como Cristiano Ronaldo en los desplazamientos lejos del calor del Bernabéu
suena rocambolesco. En Butarque salió cara, en la ciudad condal ocurrió al contrario.
Y la Liga se fue definitivamente, si es que no se había ido antes.

Y ahora, sólo queda la Champions. La competición fetiche del
club madridista. Aquella con la que mantiene un idilio que parece eterno.
Enfrente estará un PSG mermado sin Neymar y con algunas dudas más. Aunque para
dudas las que genera el equipo de Zidane. Acabamos de estrenar un marzo
lluvioso que ha colocado a los merengues con un único objetivo, aunque el más
complejo de todos: ganar la Champions y alzar la orejona por tercera temporada
consecutiva. Con la ventaja de centrar esfuerzos en un único objetivo, con el
riesgo de que un único tropezón da carpetazo a una temporada con más sombras
que luces. Al borde del precipicio. Sin margen de error. Así finalizará la
temporada para un club acostumbrado a caminar por el alambre.

Vocación de periodista. Pasión por el fútbol, especialmente Segunda División Española. Escribo en @SpheraSports.

Comparte la notícia

Comentar la noticia

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

No te lo pierdas

Más sobre Otros