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A la guerra con Koulibaly

En la cabeza del Mediterráneo casi la mayoría, que no la totalidad, conocemos a dos senegaleses con un poder de influencia mayor que el de cualquier ciudadano de a pie. Influencia azarosa o inesperada, llámenlo como quieran. Azarosa para el primero, en la mañana del veintidós se asomaba por Roquetas de Mar (Almería) con una sonrisa tímida y ojos penetrantes. Peón de la construcción y superviviente en un viaje sin billete de vuelta, fue uno de los premiados con el Gordo del sorteo extraordinario de Navidad. Con 31 años y 400.000 euros en el bolsillo, su destino ha tomado un nuevo camino. Menos azarosa y casi más inesperada ha sido la influencia de Koulibaly en este Napoli de Maurizio Sarri.

 

Con escasas referencias del jugador, 7 millones desembolsados al Genk y una primera temporada con suspenso alto, los presagios no eran los mejores para el devenir de un Napoli que flaqueaba considerablemente en el apartado defensivo y si bien no accedió a la previa de la Liga de Campeones, gran parte de culpa fue por esto. Con la llegada de Sarri sonaron nombres y muchos cambios. Sarri fue discreto, no quería juzgar sin antes ver y solo Vlad Chiriches llegó para reforzar el eje central de la zaga. Albiol y Koulibaly serían sus guardianes en su primera gran aventura.

Si la historia de la lotería te enternece el corazón, le da sentido a la Navidad, mejora el anuncio de la Coca-Cola y rebaja a Justino -el hombre de los maniquíes- a humano y vulnerable, la historia de Koulibaly es mejor. El senegalés ha sido objeto de burlas, un jugador con muchas prisas y poca cabeza, en una posición tan frágil como central, era propenso al error. Con el equipo rezagado y el animal enjaulado, en espacios reducidos perdía vida y fuerza. Con detalles pero sin firmeza, nunca acabó de sentarse.

 

La llegada de Sarri ha supuesto el cambio de sistema. Se ha poblado el medio del campo. La presión es constante y tal es así que el equipo avanza líneas, la defensa se adelanta y Koulibaly con espacio y tiempo es demoledor. En el inicio de este curso, Kalidou ya es santo y justo, en Napoli lo han beatificado. Se ha cansado de esperar a Francia y ha debutado con su país, con Senegal. Esconde las llaves de su castillo, fortaleza que se ha ganado a base de esfuerzo y sudor. El San Paolo ya lo ha ovacionado. Sarri no duda de ello: «Tiene un potencial de jugador internacional».

El jugador con más robos de este Napoli también tiene una sonrisa tímida y unos ojos penetrantes. Mide 1,90 y la anticipación es su punto fuerte. La confianza que ha recibido por parte del entrenador es un plus a su mejoría. Yo le visto ser más rápido que Bolt, más contundente que Cannavaro y más exquisito que Zidane. Y no lo dudaría, a la guerra con Koulibaly. Guardián y pilar.

@PipeOlcina17 | 1995. Periodismo. Peor sería tener que trabajar, que decía en un cartel de la redacción del Times.

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