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15 años del partido y la tanda que consagraron a Iker Casillas

Año 2002. Año del centenario del Real Madrid. Iker Casillas, destinado a ser el portero bajo la portería del Santiago Bernabéu durante la próxima década, tiene 20 años y no es titular. Ha perdido el puesto a manos de un guardameta experimentado y en el que todos confían, desde Vicente Del Bosque hasta sus propios compañeros.

Iker pasa a ocupar el banquillo en las diez últimas jornadas de Liga y no disputa ni una sola eliminatoria en Champions League (los dos partidos de cuartos y los dos de semifinales). Tampoco juega la final de Copa, que perdería el Madrid ante el Deportivo en el conocido como ‘Centenariazo’. Si no ganan en Glasgow ante el Bayer Leverkusen, los blancos pueden pasar a la historia como una de las temporadas más aciagas el año en el que el club cumple nada menos que 100 años.

En la finalísima de Champions, Del Bosque vuelve a confiar en César, pero se lesiona a los 68 minutos y Casillas ocupa su lugar con 2-1 en el marcador. Iker firma tres grandes paradas y se convierte en el héroe del partido junto a un Zidane que había marcado el gol de su carrera en la primera parte.

 

 

Es posible que esos 22 minutos mágicos de Glasgow le llevaran al Mundial de Corea y Japón, pero delante seguía estando Santiago Cañizares, que rompió un frasco de colonia en su pie y se lesionó el tendón del dedo gordo. Un mes de baja y las puertas abiertas de la titularidad para el meta del Real Madrid.

España accede a octavos de final con tres victorias en tres partidos, pero hay dudas, sobre todo en la portería y en defensa (la Roja había encajado cuatro goles). Fue en la localidad coreana de Suwon, ante Eire, un 16 de junio, cuando Iker acalló todas las bocas e hizo desaparecer los fantasmas. Paró tres penaltis, uno de ellos en la segunda mitad (con España con 10 por expulsión de Albelda) y dos en una tanda cargada de tensión. Los de Camacho accedieron a cuartos, donde uno de los peores arbitrajes de la historia de los Mundiales acabó con un sueño que cobraría vida ocho años después,en Sudáfrica, en el Soccer City Stadium, con el mismísimo Casillas levantando la Copa del Mundo tras dos paradas legendarias a Robben. El tiempo pone a cada uno en su lugar.

 

 

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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